Javier: En mi caso fue una cuestión personal y profesional, a través de un familiar que cultiva espárragos. Normalmente los vende a través de la cooperativa, hasta que un día se dio cuenta de que cada vez más vecinos se acercaban a comprar directamente: "¿Qué pasaría si más gente supiera que mis espárragos están aquí?", pensó.
Profesionalmente he estado trabajando y viviendo cuatro años en San Francisco, siempre en contacto con el mundo de las aplicaciones.
Íñigo: En un viaje Hondarribia-Valencia, paré en Albarracín. Era temporada baja, finales de febrero. Me encanta comer, así que busqué en el móvil algún sitio rico donde parar y no lo encontré. Llamé a Javier pensando que conocería alguna como experto en aplicaciones. Al ver que no había nada, cuando llegué a Valencia le propuse hacer algo... Y aquí estamos.