En todas las marcas en las que he creado o trabajado, si no fuera por el marketing digital, la experiencia hubiese sido completamente diferente. Desde el trato con los clientes y cómo vendes, hasta el propio vínculo que se establece. Creo que, a día de hoy, es muy difícil entender una marca sin tecnología.
Sin embargo, pese a todas las oportunidades que ofrece, hay que tener cuidado. Permite llegar de una manera diferente y a más personas, pero, si no se hace bien, la relación es mucho más fría. Eso es algo en lo que es necesario poner más atención.
Una marca debe cuidar muy bien su contenido y saber qué le manda a cada cliente exactamente, porque, si no, podría haber un problema de comunicación que haga que se pierda al cliente. Al final a la tecnología le falta la capacidad de sentir.