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"¿Te imaginas durmiendo un mes en un avión?"
Álvaro González-Alorda / @agalorda
Emergap
11/02/2015
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A UN CLIC
Quién es:

​Álvaro González-Alorda

 
A qué se dedica:

​Co-fundador de Emergap

 
Ámbitos de trabajo:

​Innovación, liderazgo, management, educación

 
Quiero contactarle:
 
Tiempo de lectura:

​Un mojito en la playa 

 
What if?

​¿Y si nunca dejáramos de estudiar? 

 
@cyctweet
​​​

​Un despido, un deseo, un océano: azul en su intuición, rojo en los comienzos, negro en la noche. Vuela Álvaro González-Alorda y lo hace en línea regular, sin turbulencias, con cierto humor: “¿Te imaginas durmiendo un mes en un avión?”

​Nuestra entrevista al fundador de la consultora Emergap comienza en Madrid y termina en Punta del Este, allí donde las olas del mar le hacen descubrir que la vida no es lineal, ni siquiera la profesional.

​"La pregunta ¿qué carrera estudiaste? se va a hacer progresivamente irrelevante. En un contexto global que cambia tan rápido, me parece más apropiada la pregunta ¿qué estás estudiando ahora y cómo?"

​¿Qué recuerda de aquel 12 de diciembre de 2002, el día en que todo cambió?​

Los meses previos al despido fueron de angustia. En plena crisis de las puntocom, la multinacional en la que trabajaba decidió prescindir de 400 personas. Yo sabía que formaba parte de la oleada de despidos, pero desconocía la fecha exacta, de ahí la ansiedad. Ahora puedo entender el bloqueo que sufren algunas personas en esta situación.

Lejos de ser traumático, aquel día fue liberador. Tras el ritual a pies juntillas –una sala, la directora de Recursos Humanos y otra persona, todo según el protocolo: “La empresa ha decidido prescindir de tus servicios a pesar de tu valía…” Por dentro, yo sólo pensaba: “Por favor, entrégame el cheque rápido”. 

Aquel día fui al banco, cancelé el crédito que pedí para estudiar en la Universidad de Navarra​, hice lo mismo con el de mi primer coche -un Ibiza-, y luego llamé a uno de mis mejores amigos: “Necesito verte”.​

¿Supo entonces que quería ser emprendedor?

Al final, ante una encrucijada así, lo primero que te planteas es: “¿Y ahora qué hago?” Entonces estaba más pendiente de las emociones generadas por los ac​​​ontecimientos, pero sí, de alguna forma, deseaba generar mi propia actividad.

Por aquel entonces no sabía cómo se llamaba, no tenía muy racionalizado el futuro, no me veía como un profesional liberal, yo simplemente trataba de salir adelante… En realidad, tardé años en considerarme un emprendedor.​

Meses antes del despido, intuyendo la que se me venía encima, empecé a mover mi currículum y al salir de la empresa ya tenía una oferta sobre la mesa. Aquel mes de diciembre lo aproveché para despejar mi cabeza durante unas semanas en Londres.

​¿En estos doce años, qué momento ha sido decisivo para usted?

​En los comienzos, cuando mi negocio todavía no rodaba del todo, recibí una oferta envenenada: económicamente era muy atractiva, pero a la vez era desestabilizante en el plano personal. Además, me sacaba del camino de emprendedor que había iniciado. Hablé con mi familia y mis amigos, me dejé aconsejar y ahora creo que aquello fue providencial.

Aquel día escribí a la empresa rechazando su oferta y fui a una reunión que había cerrado meses atrás con Luis Huete, un profesor del IESE​ con un prestigio excepcional en el mundo del Management. No tenía ninguna expectativa concreta de aquella reunión, pero Luis y yo comenzamos a hablar y, antes de que acabara la reunión, me dijo: “¿Quieres trabajar conmigo?” Era viernes. Lo pensé durante el fin de semana y comencé el lunes.​​

​En un mercado laboral tan competitivo, ¿cómo hacer para encontrar ese nicho profesional del que habla?

​Si tiras del hilo, acabas encontrando uno. Luego se trata de recalcular: es el efecto GPS. Pero tener un mentor es clave, alguien que te ayude a poner tus talentos sobre la mesa y a desarrollarlos lanzándote retos que objetivamente te superan. Porque esos retos te generan una sana tensión interior que te lleva a estudiar y a trabajar: con disciplina, con foco.​

Personalmente, he estudiado más en estos últimos años que durante toda mi carrera, y sin necesidad de exámenes. Los exámenes los pone la vida.​

​Suena emocionante. ¿Es estresante?

​No es estresante si tienes paz interior. Mi experiencia en proyectos de consultoría con un buen número de empresas me ha hecho ver que, cuando una persona tiene paz interior, la calidad de su liderazgo, su capacidad perceptiva de la realidad y de los demás, e incluso su perspectiva estratégica son muy superiores. Y logra transmitir eso que llaman “good vibrations”. Cuando encuentras a una persona que fluye así… dan ganas de sacar el champán.

En todo caso, creo que la fluidez intelectual y emocional que da la paz interior no es un estado definitivo: puedes ganarla o perderla cada día, por eso debes ejercitarlo, como si fuera un músculo.

​En este nuevo escenario, cada vez son más los profesionales que se desmarcan del concepto tradicional de trabajo: bien por necesidad, bien por deseo.

​Pienso que la crisis ha generado un estado general de inseguridad que inclina a ser conservador, pero, cuando pase este momento, quizá veamos a más personas arriesgando en el diseño de su carrera. El problema de muchas trayectorias profesionales es que son demasiado lineales porque no hemos sido capaces de crear espacios donde explorar y descubrir lo que nos gusta, para así diseñar una profesión alineada con nuestros talentos, con nuestras pasiones, con nuestra situación familiar y con nuestras circunstancias de hoy. Es todo muy inercial y previsible: si estudias Derecho, buscas trabajo de abogado. Si estudias ingeniería, buscas trabajo en empresas que contratan a ingenieros…

La pregunta “¿qué carrera estudiaste?” se va a hacer progresivamente irrelevante. En un contexto global que cambia tan rápido, me parece más apropiada la pregunta “¿qué estás estudiando ahora y cómo?”. Vamos hacia un mundo en el que cada vez habrá más doctores en Medicina que se hacen emprendedores, o filósofos que hacen un postgrado y acaban dirigiendo empresas, o jóvenes despiertos que empiezan a estudiar en una universidad online antes de haber terminado el bachillerato y que, con 20 años, están más preparados para el mercado que muchos licenciados con máster y doctorado.​

​El mitólogo estadounidense Joseph Campbell escribió que ocurren cosas increíbles cuando uno sigue su propio camino…

​Sí. Cuando tenía quince años soñaba con ser reportero de guerra, quería viajar por todo el mundo, vivir aventuras y contar historias. Ahora me doy cuenta de qu​e mi trabajo, en realidad, se parece mucho a aquel sueño de adolescente: viajo por el mundo escuchando a personas, converso con ellas y trato de ayudarles a lograr la transformación que requieren sus empresas.​​

​¿Cómo es trabajar en dos continentes a la vez, Europa y América?

​Es muy enriquecedor desde muchos puntos de vista. Conoces distintas culturas, distintos estilos de liderazgo. En fin, la riquísima variedad del ser humano. Algo particularmente destacable es la calidez y la cercanía de los latinoamericanos.

Cuanto más te acercas al Caribe, mayor calidez encuentras: en el clima y en las personas. En el Caribe, por ejemplo, a veces te dan unos abrazos que te dejan con los pies colgando… Es una calidez sana, que te acerca a las personas y te abre la puerta de la amistad. Recuerdo que mi primer proyecto de consultoría en Latinoamérica fue para una empresa uruguaya en la que todos los días, al empezar la jornada, unas cuarenta personas se acercaban a mi mesa para darme un beso de buenos días. Imagínate que subidón… (Risas).​

​¿Las nuevas tecnologías, están diluyendo la línea que separa vida profesional y personal?

​Diseccionar vida profesional y la personal es difícil, porque, cada vez más, nuestra vida profesional pasa por plataformas que nos relacionan personalmente con otros. Y no me refiero sólo a las redes sociales, sino también al trabajo colaborativo entre profesionales y con otras empresas. ​​

El discurso de algunos directivos que piden a su equipo dejar a un lado la vida personal nada más cruzar el umbral de la oficina me parece obsoleto. Suena algo así como: “No me interesan en absoluto tus problemas personales, aquí hay que venir desayunado y llorado, así que céntrate en tu trabajo”. Pienso que trabajar con otros te permite entrar en el “National Geographic” de su alma, algo que resulta extraordinariamente enriquecedor.​​

​Sí, ¿pero dónde está ese sano equilibrio?

​En el misterio. Un amigo arquitecto me enseñó a observar la realidad de forma dinámica, no sólo en términos de líneas cartesianas. Si miras la Tierra desde Google Earth, verás que la línea que separa la tierra del océano es estática, pero cuando paseas por la playa, te das cuenta de q​ue la línea que dibujan las olas es dinámica, se mueve constantemente, como la vida. Y ahí está el arte del liderazgo: en saber discernir cuándo debes tratar a un colaborador con cercanía o cuándo debes mantener una prudente distancia.​​

​Un estilo de liderazgo que cada vez más pasa por acciones online...

​La gestión de la información va a ser un gran desafío para las empresas durante los próximos años. Creo que, en este sentido, se está librando una batalla épica a escala global. Por un lado, hay muchas personas que se han dejado dominar por la tecnología y son víctimas de su falta de disciplina, de su falta​ de descanso y de su incapacidad para la concentración. Por otro, están aquellos que critican el uso de la tecnología con “brochazos” muy gruesos, lo cual no revela más que su desconocimiento y su desconexión del mundo de hoy.​​​

Creo que la clave consiste en tener la suficiente inteligencia y disciplina personal para aprender a utilizarlas con criterio. Lo cual implica ser capaz de hacer de vez en cuando un massive unfollow en Twitter o en las suscripciones por e-mail para centrarte en lo que realmente te interesa.​

​Por último, si tuvieras que descartar algún mito sobre su trabajo como emprendedor, ¿cuál sería?

​Hay una imagen idealizada del emprendedor que vive constantemente una vida fascinante, pero esa emoción es compatible con la angustia que sientes mientras esperas la llamada o el email de un posible nuevo cliente. Cada proceso tiene su tiempo y creo que es bueno que sea así, emprender es un proceso inconc​​luso.

En mi caso, trabajar en dos continentes me obliga a dormir una media de treinta noches al año en un avión. Si no quieres sufrir un desgaste notable, necesitas estar en forma, física y espiritualmente. Con este ritmo, algunas personas acaban recurriendo a determinadas sustancias, por eso trato de mantener mis pequeñas rutinas y hábitos de cada día, porque es la única forma de no acabar metido en una vorágine peligrosa.

Si lo piensas, ¿qué hace atractivos a los artistas consagrados? No es tanto su obra, no es sólo la materialidad de su trabajo. Es el carácter que forjaron, el que se forja con el esfuerzo, durante el viaje.

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Alvaro Hernando Cardona  (18/11/2016 14:56)

​tuve el privilegio de ver y escuchar a Alvaro en Cartagena de Indias, Colombia, este año. Refrenda lo inspirador que es

Anónimo   (12/10/2016 14:54)

Ale Guillén  (04/07/2015 3:02)

​Cada palabra es rica en contenido y motivación. Muchas veces me pasa que siento que yo voy para un lado y el mundo para el otro, escuchando a Alvaro siento que no estoy equivocada y que voy por buen camino. Gracias!!!

Iñigo  (02/05/2015 18:30)

​Que gran suerte es contar con un mentor profesional!! Esta muy claro que Alvaro lo es. Una deliciosa síntesis de un camino de emprendimiento. Gracias :-)

Belén  (27/04/2015 10:01)

​Blanca, 

Vamos a necesitar mucha resiliencia en el futuro,,, Muchas gracias por leernos y bienvenida. 

Belén  (27/04/2015 10:00)

​Adrian, ​

Yes, we are reimaginers ; ) 

Gracias y bienvenido 


Adrián  (07/03/2015 4:46)

​Excelente reflexión! Es motivante escuchar las experiencias de aquellos emprendedores que lograron un gran éxito a traves del esfuerzo diario. Te da razones para creer que es posible.

Blanca  (07/03/2015 4:33)

​Sí estoy de acuerdo hay que "reiventarse" cada cierto tiempo y a la vez seguir con tu rutina en todo que hacemos cada día sea trabajo, familia, estudio, deporte, etc...qué difícil equilibrio y nunca dejar de ser creativo!