Suelo decir que el mérito que yo pueda tener al haber difundido el ajedrez en los medios de comunicación durante estos 32 años es relativo. Hace tres décadas descubrí una mina de historias periodísticas y hoy sigo sacando oro, puliéndolo un poco y mostrándoselo a la gente. El secreto está en que en la mina hay muchísimo oro. En los 1.500 años de Historia documentada del ajedrez han ocurrido infinidad de historias interesantes, hay infinidad de personajes apasionantes y conexiones interesantísimas que tienen que ver con diversas ramas de la ciencia y el arte.
Por eso, creo que el ajedrez debería formar parte de la
Marca España. Los musulmanes lo trajeron a nuestro país hacia el siglo VIII. Al principio era un juego clasista, sólo apto para los musulmanes ricos. En los siglos venideros se convirtió en un juego interclasista e interétnico, hasta que, a finales del siglo XII,
Alfonso X El Sabio escribió un libro de ajedrez deslizando una idea muy interesante para el siglo XXI: el ajedrez como magnífica herramienta para la convivencia de cristianos, musulmanes y judíos. Hoy, la Federación Internacional aglutina a 182 países. Sólo el fútbol y el atletismo tienen más.
Lo más importante es que el ajedrez moderno se inventa en España hace poco más de 500 años, a finales del siglo XV. La principal diferencia con el ajedrez arábigo reside en la incorporación de la Dama, considerado un homenaje a la reina Isabel La Católica.
Gracias a la incorporación de la Dama, convertida en la figura más potente del tablero, aparecen movimientos muy poderosos, y es así como el ajedrez se transforma en un juego más dinámico y atractivo. Con el tiempo, el deporte se extendería, primero al resto de Europa, y luego a América.