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"Lideramos y somos liderados"
Ana Sáenz de Miera / @asaenzdemiera
Ashoka
08/09/2015
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A UN CLIC
Quién es:

​Ana Sáenz de Miera

 
A qué se dedica:

Directora de Ashoka en España y Portugal, Co-directora de Ashoka Europa.

 
Ámbitos de trabajo:

Innovación social

 
Quiero contactarle:

​www.spain.ashoka.org

 
Tiempo de lectura:
Dos historias de cambio
 
What if?

​¿Nuestros hijos aprendieran empatía? 

 
@cyctweet
​​​

​La carrera profesional de Ana Sáenz de Miera comenzó en el barrio de Entrevías de Madrid, trabajando con hijos de mujeres maltratadas:"Buscaba un lugar donde aportar mi talento, y lo encontré aquí". Años más tarde, esta profesional que engrosa la lista de las 100 mujeres más influyentes de España mantiene la sencillez y la fuerza de quien tiene un porqué para levantarse cada mañana.

Hoy, Sáenz de Miera es directora de Ashoka en España y Portugal y Co-directora de Ashoka Europa. La organización, sin ánimo de lucro, fue fundada en Estados Unidos en 1981 y cuenta con más de tres mil emprendedores sociales en noventa países. Bajo la premisa: "Todos podemos ser agentes del cambio", la ONG ha lanzado recientemente "Start empathy", una iniciativa que busca cambiar el paradigma de la educación. 

​"La tecnología hace posible el cambio, pero la clave reside en la empatía, porque gracias a ella somos capaces de ver una determinada realidad"

¿Cuando hablamos de empatía, ¿a qué nos referimos exactamente? 

​En Ashoka​ nos gusta definir la empatía como la capacidad de ponerse en el lugar del otro y actuar en consecuencia. Para que se produzca un cambio de verdad, la empatía requiere de la acción. ​

​¿Crees que lo somos en España? 

Ante un tsunami o una desgracia puntual, en España somos muy pasionales y generosos. Pero luego, en el día a día, somos uno de los países que menos donaciones hace, a las ONG, por ejemplo. En este sentido, todo el revuelo que se produce en redes sociales ante determinadas desgracias, pero no culmina en un acto que lleve al cambio, pone de manifiesto una falta de empatía en acción. ​

Aplicado al mundo del trabajo, ¿qué valor tiene la empatía? 

​El mundo ha cambiado. Más de lo que creemos. En el ámbito laboral, la empatía se ha convertido en un elemento esencial: trabajamos en equipo, estamos obligados a entendernos con personas diferentes a nosotros. El concepto de liderazgo también ha cambiado: lideramos y somos liderados al mismo tiempo, y en este liderazgo compartido, la figura del jefe como tal ha desaparecido. Estamos hablando de cambios fundamentales. 

​El cambio afecta también a la remuneración. ¿Cuánto está vinculado el concepto de dinero al concepto de trabajo?

​El trabajo tiene una remuneración, pero ésta ya no depende sólo del dinero. En las empresas, por ejemplo, ahora se habla de la remuneración emocional. ¿Qué me ofrece esta empresa? 

Además, se está produciendo un cambio en doble sentido: por un lado, el talento, el talento de verdad, busca algo más que la mera remuneración económica; busca el sentido del trabajo que va a desempeñar, analiza el modelo de negocio de la empresa que le va a fichar... Por otro lado, las empresas saben que no pueden comprar el talento. Ahora, la mejor forma de atraerlo es trabajando el modelo de negocio, siendo conscientes de que no pueden vender una idea a su equipo y luego poner en el mercado un producto irresponsable, por ejemplo. Creo que, en el futuro, las mejores empresas para trabajar serán aquellas que hagan bien a la sociedad. 

​En el caso de Ashoka, vuestros emprendedores sociales miden el impacto de su trabajo a partir del impacto social de sus acciones pero, ¿de qué viven? 

Un emprendedor social es una persona que a partir de una vivencia personal da con una idea que busca mejorar su entorno. No se trata de ideas de negocio que surgen en la ducha, sino a través de la vida propia. Por ejemplo: una persona con un hijo autista decide hacer algo por mejorar su vida y, al hacerlo se da cuenta de que su idea puede beneficiar a muchas otras personas con hijos autistas. 

Esta empatía está basada en la experiencia personal, y por eso tiene ese punto de autenticidad. A partir de ahí, el modelo de negocio es muy variado: va, desde el cobro por servicios hasta las cadenas híbridas de valor. En España, hasta hace poco la sostenibilidad de estos proyectos estaba basada sobre todo en las subvenciones públicas, pero esto ha cambiado. Ahora, cualquier empresa social tiene su propio modelo de ingresos​. 

En tu caso personal,  ¿hubo una experiencia personal que te llevara a dedicar tu trabajo a cambiar realidades? 

​Fue más bien una elección un poco egoísta (risas). Todo comenzó en el barrio de Entrevías, cuando trabajaba con hijos de mujeres maltratadas. Me acuerdo que cobraba menos que mis amigas, pero la posibilidad de trabajar para mejorar la vida de los otros me hacía muy feliz. Desde el principo, buscaba un sitio donde aportar más con mi talento, y lo encontré aquí. 

Ahora, con Ashoka, ese deseo ha cobrado una nueva dimensión. Nosotros le llamamos Jiujitsu, un concepto procedente de las artes marciales que habla de buscar el mayor impacto con la menor inversión de recursos posible.

​Vuestro proyecto Start Empathy​ promueve la educación en empatía. ¿Dónde empieza el cambio, y quiénes son sus principales actores? 

El cambio surge cuando aflora la empatía con los que no son igual que nosotros. Y, también, cuando uno es consciente de la necesidad de cambiar. Más del 90% de nuestros emprendedores sociales han tenido una experiencia de changemaking con menos de veinte años. Cambiar es posible, pero es más fácil si comienzas por la infancia. En este sentido, Start empathy es una iniciativa global que busca cambiar el paradigma de la educación. 

En lugar de crear un modelo, hemos salido en busca de aquellos colegios de todo el mundo que ya utilizan modelos educativos basados en este nuevo paradigma. Dándolos a conocer demostramos que es posible educar en empatía y abrimos una ventana a todos los que quieren aprender de sus sistemas. 

Los principales actores son variados: directores, profesores, las familias, los medios… La clave está en los equipos de cambio generados. 

​¿Cómo preparar a nuestros hijos para un futuro donde tendrán una media de 15 trabajos a lo largo de su vida?

Preparándoles para crear, innovar y trabajar en equipo. De forma flexible, educándoles en proactividad y liderazgo, formándoles en habilidades que les preparen para gestionar la incertidumbre. En realidad, se trata de prepararles para estar preparados. (risas) 

La educación va a jugar y ha jugado un papel esencial. Nosotros nos educamos con el aprobado o el suspenso, siguiendo instrucciones sobre lo que teníamos que hacer. Como esto ya no funciona, no tenemos otra que educarnos en la incertidumbre de un mundo en constante cambio. 

​Tecnología y empatía, ¿una buena combinación?

Uno de nuestros innovadores sociales es un joven asturiano teleco, Miguel Luengo. Se dio cuenta de la cantidad de horas muertas que pasamos con los videojuegos y pensó en buscar una fórmula que permitiera a las personas ayudar jugando. Su proyecto fue premiado por el MIT​Massachusetts Institute of Technology​, y es sólo el primer concepto de una nueva visión que busca diagnosticar enfermedades on-line. 

Otro caso. En Dublín, un chaval de dieciseis años, James Whelton, se dio cuenta de que su pasión por la programación le convertía en un pequeño friki, y esto hacía que sus compañeros le vieran como un bicho raro, lo cual es bastante curioso, sobre todo si tenemos en cuenta que la programación va a ser esencial en el futuro. 

Whelton decidió hacer algo, y así fue como nació CoderDojo, un movimiento que a día de hoy se ha convertido en una red mundial de clubes de programación gratuitos para jóvenes. Se trata de una iniciativa de voluntariado sin ánimo de lucro y sin ningún fin comercial, donde el único objetivo es que los niños aprendan programación. En Madrid, estos talleres se celebran en Medialab-Prado​ y tienen una larga lista de espera.

La tecnología hace posible estos cambios, pero la clave del cambio reside en la empatía, porque la empatía es la que nos permite darnos cuenta de una determinada realidad.

​En este sentido, ¿existe un método para aprender la empatía? 

​Sí, la empatía se puede aprender, es una cuestión de práctica, pero uno tiene que exponerse a situaciones donde practicarla y trabajar las inteligencias múltiples.

Mary Gordon​ lleva treinta años tratando de enseñarla en colegios de niños que sufren violencia en el hogar. Durante seis meses, cada aula recibe la visita de un bebé. No hay nadie que no empatice con un bebé, por eso lo eligen. Ponen al bebé en una alfombra verde en el aula, y entonces los niños tratan de descubrir por qué llora el bebé, qué le pasa… El tiempo ha demostrado que gracias a esta experiencia han descendido los casos de bullying y violencia, al tiempo que han aumentado las entrevistas de trabajo exitosas.

​¿Qué innovación tecnológica te gustaría vivir? 

​Una que nos permitiera dejar de tirar comida. Cuando piensas en la cantidad de gente que pasa hambre y la cantidad de comida que se tira en el mundo… Sería genial que pudiéramos diseñar una innovación tecnológica que nos permitiera redistribuirla, localizar a la persona necesitada y evitar que se tirara tanta comida.

COMENTARIOS
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Dolores hernandez ontalba  (03/01/2016 11:08)

​ideal !! Que buen artículo.  Ana , siempre siendo esa mujer -empresaria-emprendedora-madre que hace que se te quiera seguir y si fuera posible copiar.

Belén Torregrosa  (14/09/2015 8:49)

​Joseluís, 

Muchas gracias. También por la sugerencia, ya lo hemos cambiado. ¡Realmente suena mejor! 

Joseluís González  (10/09/2015 22:44)

​Magnífica entrevista. Las grandes personas dan grandes entrevistas. Y Belén Torregrosa demuestra saber escuchar, no solamente preguntar.

Una sugerencia: que quien se ocupe de editar nos  humanice la ortotipografía de las cifras, por favor. "Cuenta con más de tres mil emprendedores" es (¿parece increíble?) más exacto que "cuenta con más de 3.000 emprendedores". He detectado más casos ; )

Gracias y enhorabuena.