Es una pregunta difícil de responder. En realidad, lo que más me ilusiona no es la promesa de la tecnología, sino la esperanza que tengo en una Humanidad capaz de evolucionar hacia una relación sana y madura con la tecnología. Lo que encuentro preocupante es este hecho de que continuemos asumiendo los modelos socio-económicos rígidos imperantes, permitiendo que nuestra Humanidad esté dominada por ellos.
Periódicamente, en la historia de la IA surgen voces que advierten sobre los peligros de crear una inteligencia artificial. Últimamente, también han vuelto ha surgir voces de científicos famosos, incluso muy famosos, que tratan de concienciar en este sentido. Creo que hay una gran parte de razón en lo que dicen, pero no creo que el peligro esté en diseñar máquinas inteligentes, sino más bien en cómo nos estructuramos nosotros como sociedad.
Es cierto que, en determinadas tareas, los ordenadores ya superan o superarán nuestras capacidades humanas, pero el problema es que, si seguimos organizando nuestras sociedades según el modelo socio-económico racionalista, en parte muy estrecho, basado en la teoría dominante, lo que pasará es que tendremos todas las de perder, porque los ordenadores son mucho mejores que los humanos a la hora de tomar decisiones racionales basadas en estos modelos.
El problema no es que los ordenadores sean más inteligentes, sino el hecho de que hayamos diseñado mercados que funcionan adaptados al ordenador. Ha ocurrido con el sistema financiero, y puede ocurrir con el sistema de salud, con la enseñanza… y también con la actividad científica. De ahí mi deseo de que nuestra sociedad madure, para tener una relación más sana y equilibrada con la tecnología, sin perder de vista cuál es nuestro núcleo como humanos.