El mundo no tiene nada que ver con la imagen que nos dan de él, una imagen de amenaza. El miedo es muy útil para el control el consumo, el orden, la seguridad… funciona pensar que el diferente, el de fuera, es siempre terrible.
Viajar rodando, de forma muy pegada a la realidad y a la gente, descubres que en el fondo todo el mundo es muy similar, queremos lo mismo y se está bien en prácticamente todos los sitios. Y que conste que he estado en la guerra, ¿eh?, no he ido a países con un nivel de vida superior al nuestro, ni iba de turismo, pero encuentras que la gente te acoge y te puedes entender a través del sentido del humor. En resumen, que el mundo es fabuloso.