La artificialidad forma parte de nuestra vida: una mayonesa industrial es lo más intervenido que puede existir, pero es que además la comida no es el único ámbito donde esto sucede. Hoy en día comunicamos de forma virtual, casi artificial a través de nuestros terminales, tenemos amigos artificiales y vestimos ropas cuyos componentes desconocemos.
Cocinar es un ejercicio tecnológico. En la Alta Cocina, cuanto más cerca hemos tenido esa tecnología, más la hemos utilizado: porque somos cocineros y hemos practicado nuestro oficio aprendiendo de una forma totalmente empírica, emocionándonos en más de una ocasión con la tecnología.
Por un lado, hacer Alta Cocina de producto no es lo natural, yo no tengo la oportunidad de comer hongos, trufa, foie gras y caviar todos los días, pero, por otro lado, ¿cuánto de natural tienen la mayonesa, el zumo o la Coca Cola que hay en tu despensa?
Al final, en el mundo hay treinta mil variedades de plantas comestibles. De ésas, se cree que el ser humano ha probado unas cuatro mil y consumido unas ciento cincuenta. El maíz, la soja y el arroz representan el cincuenta por ciento de las calorías del mundo entero, y las tres son especies que han sido intervenidas por el ser humano para poderlas adaptar a nuestra forma de vida.